El profesionalismo de la izquierda

La educación fue para la izquierda en Chile una herramienta que logró correr los cercos de lo posible por allá en los años 20 hasta los 60 la educación fue el principal pilar de los partidos de izquierda porque entendían que con educación la clase trabajadora iba a comprender que podía luchar y pararse frente a frente con el patrón o la patronal.

Con las reformas universitarias de los 60 y de ahí para adelante la educación para la izquierda fue lentamente formalizándose en la institucionalidad educacional. Hasta los años 2.000 aprox. el acceso a la educación superior aún era escaso y se necesitaba de hartas Lucas para poder pagar la U.

Gracias a los créditos y becas que en los gobiernos de la concertación sobre todo con lagos (CAE) y Bachelet 1 fueron aumentando, la educación ya dejó de ser parte de las acciones de los partidos y movimientos de izquierda en Chile. El acceso a las universidades dio que ya poco a poco los partidos dejaron de educar y se dejó esta importante tarea.

Hoy que la educación en Chile sigue siendo clasista y mala en los establecimientos públicos, sobre todo en donde asisten la mayoría de hijos e hijas de trabajadores precarizados ya no están las juventudes políticas haciendo trabajo. Ya los trabajos voluntarios pasaron a ser parte de un pasado, los reforzamientos, las escuelas de formación política, los preuniversitarios populares. Ya muy poco queda de eso. Y esto tiene a una izquierda que en su base de militancia es sobre todo profesional. Y por tanto la educación política es muy distinta a lo que fuera años atrás.

El profesional de izquierda olvida que su título profesional es fruto de un sistema neoliberal que lo individualiza como tal y lo pone falsamente en un estrato social que no existe ni menos pertenece.

El profesional de izquierda en su mayoría cree que basta con ser de izquierda solo por tener una opinión respecto de la política. Y que haciendo desde su puesto de trabajo una que otra acción de “izquierda” cumple con el trabajo político que toda izquierda debe hacer.

Es fácil posicionarse desde ese escenario. Total el sueldo lo recibo a fin de mes y además lo hago con perspectiva de izquierda. Pero qué pasa cuando ese profesional sale del trabajo? Que pasa cuando ese profesional llega a su casa? Que pasa con ese profesional cuando interactúa con sus vecinos y vecinas? Qué pasa con ese profesional y con las organizaciones sociales de su sector de residencia? Qué pasa con ese profesional fuera de su investidura profesional?

Las iglesias cristianas avanzan a paso agigantados porque siguen en las poblaciones llevando su ideología, haciendo trabajo con las niñeces y con la juventud.

En la izquierda dejamos de hacer la pega en los territorios y nos posicionamos siempre desde nuestras profesiones tragándonos el cuento neoliberal.

Claramente se necesitan profesionales pero que no crean que la pega política se hace solo desde sus puestos de trabajo (que por lo demás se les paga) se requiere mayor compromiso que vaya más allá de su pega remunerada.

Muy pocos y pocas dan tiempo a trabajar colectivamente fuera de sus trabajos formales. Esa comodidad hace que está izquierda pierda la brújula y no entienda porque existe tanto narco, tanta iglesia, tanta pasta en nuestras poblaciones. El individualismo ha calado profundo y en la izquierda las expresiones de este individualismo son creer que haremos la revolución desde nuestros cómodos puestos de trabajo remunerado.

Hay q pelarse más papitas, no todo puede hacerse desde el trabajo remunerado, se necesita más compromiso y convicción de lucha. De lo contrario seguiremos siendo simple marionetas del capital.

Por eso proyectos como el de la Universidad Abierta de Aconcagua son buenos, porque hace que esos profesionales salgan de su trabajo remunerado y ayuden entregando conocimientos a quienes lo deseen. Eso que para muchos es cosa del pasado en la experiencia reciente del Campus Petorca, nos enseñó que hay mucha gente dispuesta a recibir ese conocimiento y dispuesta a seguir aprendiendo desde otras perspectivas.

Marta Ugarte militante comunista asesinada y lanzada al mar por la dictadura militar fue una profesora que se dedicó a entregar sus conocimientos a pobladores de la región metropolitana, su vida la podemos encontrar como un claro ejemplo de como el profesionalismo se puede poner a disposición de un proyecto político que no solo se encuadraba en recibir un sueldo todos los meses por dichas acciones.

En nuestra comuna de La Ligua Raúl Sánchez siempre decía que él había ido a la Universidad de la vida y hasta los últimos días que pudo caminar por las calles de la ciudad andaba en sus bolsillos entregando papeles fotocopiados con noticias e información importante.

La educación es por tanto una herramienta que debemos como izquierda retomar y entender que quienes tienen elementos, aprendizajes, experiencias, formación académica pueden compartir esos conocimientos fuera de los marcos contractuales de sus trabajos.

El profesionalismo debe ser de clase de lo contrario solo nos ayudara a aumentar nuestros egos personales así tal cual como la educación de mercado nos ha formado.